The Present, la nueva obra de Broadway y los "pussyhat".


The Present, la nueva obra de teatro de Broadway, estelarizada por Cate Blanchett y Richard Roxburgh, es una obra del ruso Anton Chekhov que nunca vio representada en el escenario, y que a decir verdad, no se ha llevado tanto al teatro, es más conocida como Platonov, y siempre ha tenido diversas interpretaciones en su representación, dependiendo del director en curso. Una obra de casi tres horas plagada de cuestionamientos sociales y contradicciones morales, en donde la conciencia juega un papel totalmente lúdico (y perecedero hasta cierto punto).

Una familia aristócrata divertida pero jodida en el fondo, y un fracasado, pero pensador, pero combativo, manipulador e incongruente (en la impresionante actuación de Richard Roxburgh), digamos un grupo social diverso pero en decadencia, divertido en el alcohol y descompuesto en la sobriedad, una sociedad estética pero que con la lluvia se pudre.

Cate Blanchett es grandiosa. Supo cumplir con el género teatral, en donde es fácil entender el porqué de tantos premios y reconocimientos a su trabajo actoral. A ella hay que verla y adorarla sin remedio posible. No hay más.

Lo que me causó curiosidad es la intención de llevar una obra rusa de tres horas del siglo pasado a Broadway, pero al verla entendí un poco de tal atrevimiento, y con todo el temor a equivocarme, pienso que, independiente de que Chekhov es un virtuoso, el género de comedia dramática aterriza muy bien en la cultura americana, en donde encontramos frecuentemente representaciones dramáticas e incluso muy violentas con chistoretes en medio del peor momento. Con esto no quiero decir que es el caso de la obra, pero hay que aceptar que los puntos cómicos de la obra son extremadamente opuestos al drama que le acompaña. Y supongo que esa comicidad aligera la sarta de cuestionamientos morales y debilidades humanas que rebasan las buenas costumbres y la buena conciencia.

Obra larga, pero magnífica, lenguaje fácil, historia digerible, confusa, divertida e impactante.

Los actores brillaron con luz propia, y por si fuera poco, y para cerrar con broche de oro de auténtica emoción, resulta que fui a ver la obra el día de las marchas de la mujer que invadieron valientemente diversos puntos del mundo en contra de Trump después de que él ocupara la presidencia. Mismo día en que el elenco terminó su excelente actuación desapareciendo después de la última grandiosísima escena y reapareciendo con gorros rosas con orejas de gato (accesorio conocido como "pussyhat" usado en dichas marchas). El aplauso entonces dio un salto eufórico que lo alargó hasta que las palmas no pudieron más con su capacidad sonora.

Así, el gran día de la dignificación de la mujer hizo que el orgullo femenino ocupara también el escenario de estos maravillosos actores.

Pero aquí no terminó la noche. Tanto me emocioné, que decidí esperar a la Blanchett a la salida del teatro. Ella repartió autógrafos mientras yo decía en silencio: eres una chingona, una mujer total, sin desperdicio y sin reservas.

Y pues tampoco terminó allí la noche, porque después de sortear a todos los turistas que invaden Times Square a las 11 de la noche y de encontrar felizmente un lugar libre en el metro, con el programa en mano sin imaginar que funcionaría como un aliado para la interlocución, empiezo a recibir preguntas: "¿Estuvo buena la obra?", preguntaba una mujer a mi lado. Buenísima, le contesto. Después los vecinos de en frente preguntaron lo mismo, así que el vagón fue una sala de desconocidos con el mismo tema.

Eso es Nueva York, el ombligo del mundo donde todos nos hablamos y no sé cómo, pero nos entendemos, diálogo decorado con los esporádicos "pussyhat" que mujeres portaban en la calle, en el mismo vagón y por toda la ciudad.








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2 Comentarios

  1. Por la críticas que he leído, la obra es buena, sobretodo destaca la gran de actuación de Cate blanchett, ella nunca decepciona, por eso la adoro tanto, es mi actriz favorita.

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    1. Y además de buena actriz, tiene un corazón enorme y está a favor de los movimientos ciudadanos democráticos. Totalmente admirable.

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